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La historia de las batallas navales - Parte 1
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Con las noticias de nuestras fuerzas navales a punto de aparecer en War Thunder, pensamos que a nuestros jugadores les podría gustar un poco de información sobre cómo empezó la guerra naval. Aunque muchos pueden sacar un vínculo lógico entre los primeros barcos de guerra y los acorazados de inicios del siglo XX, hay muchos más factores implicados en la guerra naval que ser simplemente el mayor buque con la máxima capacidad ofensiva. Los navíos de War Thunder comparten muchas cualidades, características y vulnerabilidades con los primeros barcos de guerra y los buques de combate de la era dorada de la vela. El manejo sensible, el combate a corta distancia, y el comportamiento a merced de los elementos crean un vínculo real entre los marinos de las primeras armadas del mundo y sus contrapartes de los barcos y pequeños navíos de la era de War Thunder...

Antiguo barco griego - un Pentekontor  de 30 m de eslora

Desde que existe la humanidad la naturaleza del hombre le ha llevado al conflicto armado. Y desde que el hombre ha puesto artefactos en el agua, el conflicto marítimo, de una forma u otra, no estaba lejos. La guerra naval se ha desarrollado independientemente de las civilizaciones a lo largo de la historia, siendo el mar Mediterráneo el teatro de las primeras batallas marítimas. En 1210 a.C., tuvo lugar la que con frecuencia se considera primera batalla naval de la historia entre la flota del rey de los hititas, Suppiluliuma II, y una flota chipriota. El primer combate en el mar se dio bastante antes de que se construyeran los primeros buques de guerra - se utilizara un navío para el comercio, el transporte, la piratería o el patrullaje, los primeros barcos en el Mediterráneo se movían con remos y velas, y tenían una cubierta expuesta. A medida que las acciones entyre navíos se hicieron más comunes, se construyeron espolones en la proa de algunos navíos y los buques de guerra especializados se hicieron más frecuentes en el siglo VIII a.C.. Sin embargo, navegar semejantes navíos a remo con la suficiente velocidad y precisión para impactar contra un barco enemigo exigía un alto grado de habilidad. Se hicieron todavía más comunes las acciones de abordaje, los barcos atacantes con arqueros, y a medida que los navíos se hacían más estables, se utilizaron catapultas.

Modelo en madera de una trirreme griega

En la época de la Grecia clásica tuvo lugar una de las primeras batallas navales decisivas del mundo, en Salamina en el 480 a.C., una alianza de ciudades griegas dispuso una flota combinada de solo 400 barcos de guerra para enfrentarse a una flota persa colosal de entre 600 y 1200 navíos, dependiendo de la fuente. En la batalla que siguió los griegos en inferioridad numérica demostraron su capacidad marinera superior capturando o destruyendo hasta 200 navíos enemigos. La era de la improvisación en el mar había terminado; los marinos combatientes que combinaban la excelencia con las armas con un manejo profesional de su buque estaban ahora por delante. 

En la época de la batalla de Salamina, las flotas de guerra del Mediterráneo estaban compuesta fundamentalmente por trirremes - un tipo de navío cuyo nombre deriva de las tres líneas de remos en cada banda, cada uno manejado por un solo marinero. A juzgar por las pruebas históricas, se supone que las trirremes tenían unos 40 metros de eslora, con un calado de solo un metro. La trirreme era un desarrollo de barcos más antiguos y más pequeños, que se aumentaron y se sustituyeron a medida que los avances en construcción naval llevaban a las aún mayores cuatrirremes y quinquerremes; barcos construidos con cuatro y cinco líneas de remeros, respectivamente. Se piensa que la mayor quinquerreme tenía 45 metros de eslora y desplazaba unas 100 toneladas. Tomando el modelo ateniense como ejemplo, estos barcos de guerra estarían tripulados por un trierarca, o capitán, con los medios financieros para mantener su barco y su tripulación, una tripulación compuesta de marineros expertos, remeros, normalmente extraídos de las clases trabajadoras, que cumplían su servicio militar, e infantes de marina compuestos por hoplitas o ciudadanos soldado. 

Mosaico tunecino de trirreme romana

El equilibrio de poder en el Mediterráneo cambió y el imperio romano consiguió una posición hegemónica; se desarrolló un número de nuevas innovaciones en los barcos de guerra. Las balistas, un arma enorme con algunos principios de diseño parecidos a las posteriores ballestas, se utilizaban como armas de cubierta y grandes garfios se lanzaban a los barcos enemigos con la intención de aferrarlos, arrastrarlos y forzarlos a una acción de abordaje. Las flotas romanas con frecuencia favorecieron a las liburnas sobre las trirremes y sus sucesoras, una táctica que sería imitada por muchas flotas durante los siglos siguientes. La liburna tenía entre 30 y 35 metros de eslora, con un calado de alrededor de un metro también.  La flota de Marco Antonio en Accio (una de las mayores armadas del mundo antiguo) estaba compuesta de fuerzas romanas y egipcias con más de 500 barcos, incluidas 230 galeras de guerra, fue derrotada por las fuerzas mucho menores de Octavio, bajo el mando del experto almirante Agripa. Esta derrota de Marco Antonio permitiría a Octavio consolidar su poder y anunció el fin de la república romana. Asegurando que las fuerzas de Pompeyo, Marco Antonio y otros no se consolidarían contra él.

Cuando las flotas bizantinas fueron importantes en el siglo V d.C., el siguiente paso en la evolución de los barcos de guerra fue el dromon, que probablemente vio el abandono de los espolones y la adopción de velas latinas triangulares. Fue en esta era cuando se dieron desarrollos significativos en la guerra marítima en el norte, lo que nos lleva hasta Escandinavia y las aguas de las islas británicas. 

El longship de Oseberg

Los vikingos de los siglos VIII al XI d.C. fueron famosos por sus icónicos longships y destreza en la navegación, que llevó a marinos con navíos relativamente sencillos desde sus hogares en Escandinavia hasta el norte de África y de América. Todavía más comunes fueron los viajes de exploración y pillaje más cerca de casa, con las costas de Francia y Gran Bretaña como objetivos regulares. El longship vikingo compartía algunas características de diseño con los primeros navíos del Mediterráneo, como el pequeño calado y la combinación de una sola vela y remos para propulsarse. Estos barcos estrechos y rápidos podían clasificarse en varios tipos, desde los 23 metros de eslora del Karvi que se utilizaba principalmente para la pesca y el comercio, hasta los 30 metros de eslora del Skeid, cuyo tamaño le permitía una tripulación de 70-80 hombres, haciéndolo ideal para las expediciones de pillaje. 

La respuesta inglesa fue construir barcos mayores para encontrarse con los vikingos en el mar - las fuentes históricas citan al rey Alfred como diseñador de sus propios barcos, hasta dos veces más largos que los de los invasores vikingos. Fue con estos barcos que dos de las mayores civilizaciones de la navegación lucharían a mediados y finales del siglo IX y aunque estos combates fueron de mucha menor escala que las batallas marítimas del Mediterráneo, vieron el nacimiento de la Royal Navy a las órdenes del rey Alfred the Great. 

Modelo de buque del tesoro de Zheng He

La fuerza y la tecnología naval no estaba centrada solamente en las naciones europeas. En el siglo XV, la dinastía Ming en China, bajo el mando del almirante eunuco Zheng He, realizó  siete grandes viajes por el océano Índico, con los que era entonces la marina más potente que el mundo hubiera visto. Buscando asegurar importantes rutas comerciales para la importación de materias primas y mercancías de lujo, la mirada al exterior de la dinastía Ming buscaba expandir la influencia de China en la región y más allá. En este periodo los chinos desarrollaron una tecnología avanzada mil años por delante de Europa. La gran flota consistía en 317 navíos que incluían: buques de vela con tres y cuatro palos, los barcos del tesoro que albergaban una cantidad masiva de carga pero eran ineficaces en combate, tenían 12 velas y nueve palos. Se dirigieron expediciones al suresta asiático, India, el cuerno de África, y Oriente Medio. La flota china del periodo Ming alcanzó una esfera nunca vista. Las luchas internas de la dinastía Ming verían el fin de esta flota pues los costes para navegar y mantener semejante fuerza eran demasiado altos. Los chinos nunca volverían a construir una flota tan potente.

Mark Barber & Clayton Remy

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