Tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, a Hungría, al igual que a Alemania, se le prohibió tener su propio ejército y vehículos blindados. Sin embargo, al igual que Alemania, esta prohibición no frenó a Hungría durante mucho tiempo. Tras adquirir pequeños lotes de tanques Italianos y Alemanes, el gobierno Húngaro anunció su intención de seleccionar un diseño de tanque extranjero para ser desplegado en las instalaciones nacionales. Como resultado de las pruebas, se dio preferencia al tanque ligero Sueco Landsverk L-60, que posteriormente entró en servicio en Suecia con la designación Strv m/38. El tanque fue adaptado a los tipos de cañones y miras de que disponía Hungría, se modificó ligeramente la torreta y se lanzó en serie con el nombre de 38.M Toldi. La primera serie de tanques ligeros Húngaros, construidos antes de Abril de 1940, participó activamente en los combates, incluso en las batallas más duras del Frente Oriental, donde se mostró completamente indefendible frente a los blindados medios y pesados Soviéticos. Después de dos modernizaciones, se reforzó la protección en el manto del cañón y la proyección frontal del casco, y el cañón de 40 mm se convirtió en el arma principal. Ahora el tanque se fabricaba completamente con componentes Húngaros, pero con el aumento de la protección y del calibre, el peso del vehículo también aumentó, lo que posteriormente afectó a su rendimiento en movimiento. A pesar de todos los esfuerzos, los tanques mejorados 38.M Toldi II y IIA no pudieron competir con los tanques Soviéticos de la segunda mitad de la guerra. Casi todos los tanques de la serie se perdieron en batallas o por fallos técnicos, los últimos Toldi fueron destruidos en las batallas por Budapest. El único tanque 38.M Toldi IIA que ha sobrevivido se exhibe actualmente en el parque Patriot, cerca de Kubinka, en la región de Moscú.