En 1952, el Mando Naval Americano anunció la necesidad de un nuevo caza supersónico basado en portaaviones para proteger a los grupos de portaaviones de los aviones enemigos y lograr la superioridad aérea. Chance Vought Aircraft Inc., que ya tenía una experiencia considerable en aviones basados en portaaviones, se convirtió en uno de los participantes en el concurso. Su candidato se diferenciaba de la competencia por un ala de incidencia variable. El ala se inclinaba 5 grados hacia arriba, lo que mejoraba notablemente el despegue y el aterrizaje en las cubiertas cortas de los portaaviones.

Apenas 20 meses después de recibir el contrato, se construyó el primer prototipo para las pruebas. El caza superó con éxito las pruebas iniciales, en el primer vuelo rompió fácilmente la barrera del sonido, y en una forma modificada pasó a la marina para realizar pruebas en cubierta. La primera serie de prototipos se probó con éxito en portaaviones en la primavera de 1956, tras lo cual el F8U-1 Crusader entró en servicio en la Marina Estadounidense. El trabajo en un prometedor caza a reacción no se detuvo tras el inicio de la producción en serie. El avión modificado con una nueva planta motriz, sistema de navegación avanzado, radar, FCS y armamento mejorado recibió la designación F8U-2.

El Crusader se convirtió en una auténtica leyenda y en un símbolo de la aviación Estadounidense basada en portaaviones por sus excelentes características de vuelo, su facilidad de manejo, su fiabilidad y su importante potencia de fuego. El caza recibió el bautismo de fuego casi inmediatamente después de entrar en servicio, y desde entonces se ha utilizado activamente en misiones de combate y de entrenamiento en muchas partes del mundo, incluido el intenso servicio de combate en Vietnam. Incluso cuando entraron en servicio aviones más avanzados, los pilotos navales se resistieron a decir adiós a los Crusaders. "Cuando te quedas sin F-8, te quedas sin cazas", decían.