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La revuelta nacional eslovaca
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Bf 109G-6 sirviendo a los sublevados eslovacos; número de serie: W. Nr. 161725; base aérea de Tri Duby en septiembre de 1944
Camuflaje hecho por -313- Paegas | Descárgalo aquí


Los inicios de la revuelta nacional eslovaca (Slovenské národní povstání, SNP) se pueden encontrar ya en fechas tan tempranas como 1943. Por aquel entonces, Eslovaquia existía bajo la denominación “Estado eslovaco” (Slovenský štát), un régimen político respaldado por su iglesia, ideológica y militarmente afín al Imperio Alemán. Los soldados y pilotos de origen eslovaco sirvieron activamente en las campañas del frente oriental. Hasta que, tras los severos reveses sufridos en Stalingrado y Kursk, la alianza germano-eslovaca pendía de un hilo. En tanto que la situación empeoró para los alemanes, la disconformidad de los oficiales eslovacos fue a más, hasta crearse distintos grupos de opositores. En el 43 Edvard Beneš, el dirigente del gobierno checo en el exilio, se puso en contacto con ellos con la intención de llevar a cabo preparativos para una potencial revuelta dentro de las fronteras eslovacas. Lo cual además de ayudar al Ejército Rojo en su avance por Europa del Este, también podría conseguir una Eslovaquia desvinculada del Eje. Siendo así que pasaría a convertirse en un país alineado con los Aliados, un detalle muy importante para la reconstrucción de una Checoslovaquia unida en la posguerra.

 Un Bf 109 G2 R6 eslovaco

Los preparativos para la revuelta empezaron en marzo del 44, con el General Ján Golián al mando. Las armas y municiones se habían almacenado en distintas ubicaciones a lo largo y ancho del este y el centro del país, dando lugar a un notable incremento de la actividad partisana en la zona. El plan trataba tanto de tomar el control de la mayor extensión de terreno posible, así como tomar y afianzar el dominio sobre los principales pasos a través de los Cárpatos en la frontera oriental. Con esto último se obtendría un asalto directo del Ejército Rojo a la retaguardia de las fuerzas germanas en esas mismas montañas a través del país. Idealmente las fuerzas alemanas se rendirían y Eslovaquia no sufriría la desolación que conllevan los duros combates durante una invasión. Este objetivo fue asignado a dos divisiones del ejército eslovaco oriental, bajo las ordenes del coronel Viliam Talsky. Según Golián, a duras penas el 20% de la oficialidad en el ejército eslovaco seguía siendo leal a su gobierno, en consecuencia dio por sentada una resistencia mínima a su rebelión.
 
Sin embargo, la creciente actividad partisana alarmó al gobierno eslovaco, al ver éste como sus fuerzas de seguridad eran incapaces de mantener el orden. Tras el asesinato de 30 soldados alemanes en Martin el 27 de agosto del 44, el enlace alemán en la capital, Bratislava, solicitó la intervención militar del Reich para frenar la situación. El 29 del mismo mes llegaban al país cerca de 40.000 soldados alemanes, con algunas unidades de élite de las Waffen-SS. El fallo de cálculo de Golián era irreparable y debía seguir adelante con el plan. A las ocho de la tarde de ese día, enviaba un mensaje cifrado a todas sus unidades para iniciar la rebelión. Al día siguiente las fuerzas insurgentes se afianzaron en Banská Bystrica, que sería su cuartel general. Más de 47.000 soldados rebeldes se alzaron en Eslovaquia central, hasta alcanzar más de 60.000, apoderándose de multitud de vehículos blindados y carros de combate. Dispusieron de blindados ligeros LT-38, LT-35 y LT-40 así como diversos blindados germanos y piezas de artillería. Golián esperaba que sus fuerzas pudiesen aguantar contra los alemanes hasta un par de semanas.

Un LT. vz. 38 (Pzkpfw 38(t))
del ejército eslovaco

Sin embargo, cosas del destino, el coronel Talsky dudó con la orden de rebelarse y tomar los puertos de montaña, dejó a sus dos divisiones sin mando en la anarquía. Había huido a Polonia para consultar el estado de la situación con el mariscal de campo soviético Konev. El avance alemán desmanteló las divisiones sin mayor percance. De este modo los rebeldes perdieron sus dos unidades blindadas principales y los críticos pasos en las montañas estaban en poder de los alemanes. Del mismo modo, todos los escuadrones de la fuerza aérea eslovaca emplazados en el este del país, habían huido a territorio soviético. No quedando ni una cuarentena de aparatos en tierra. Con estos aviones se organizaron los llamados “escuadrones combinados” (“Kombinovaná letka”), de los cuales solo cuatro eran capaces cazas Bf 109 (dos Bf 109 G-6 y dos veteranos Bf 109 E-4), el resto eran vetustos aparatos como los biplanos Avia B.534 o inadecuados para misiones de combate(entrenadores o transportes).
 
Hacia el diez de septiembre los rebeldes habían tomado el control de grandes áreas en el centro y este del país, consiguiendo así dos aeródromos: Tri Duby y Zolná. En especial Tri Duby era una pista de vital valor estratégico, al que los soviéticos pudieron hacer llegar suministros y municiones. La situación en los cielos resultó ser crítica en un principio, pero cambió a partir entre el 15 y el 17 de ése mismo mes, cuando el primer regimiento de la aviación independiente checoslovaca, habiendo recibido cazas Lavochkin La-5FN aterrizó en Zolná. Otra unidad checoslovaca, la segunda brigada de paracaidistas, llegó el día 25. Ambas unidades se integraron como fuerzas rebeldes y el ejército rebelde al completo fue renombrado como Primer Ejército checoslovaco en Eslovaquia.

Convoy rebelde de vehículos del ejército eslovaco remolcando cañones antiaéreos

Sin embargo el Ejército Rojo fue incapaz de ayudar a los insurgentes a tiempo. La intentona soviética para atravesar el paso de Dukla (uno de los pasos que estaba previsto que el ejército oriental eslovaco mantuviese abierto) el diez de septiembre acabó en tablas y graves pérdidas. A su vez los partisanos comunistas, que operaban en Eslovaquia, solían apoderarse de los suministros y material lanzados desde el aire que estaban destinados a los rebeldes, generando que estos últimos quedasen faltos de armas, munición y equipo. Los partisanos a su vez también operaban fuera del control del Primer Ejército checoslovaco y en consecuencia sin coordinación alguna. Todo ésto vaticinaba el caos, estando el gobierno checo en el exilio, diversos grupos de partisanos, entre estos soviéticos, se disputaban el control de la rebelión. Todas las súplicas de Golián(el cual sería posteriormente substituido por el general Rudolf Viest) para restaurar el orden cayeron en saco roto. Mientras tanto los alemanes habían lanzado una ofensiva a gran escala, iniciada el 17 de octubre, que incluía a más de 35.000 soldados avanzando desde Hungría. Simultáneamente Stalin ordenó a sus ejércitos concentrar los esfuerzos en Hungría, Austria y Polonia, abandonando la rebelión a su suerte.
 
Para finales de octubre las tropas alemanas habían recuperado la mayor parte de Eslovaquia central. Para el 27 del mismo mes el cuartel general de los insurgentes en Banská Bystrica era evacuado a toda prisa y los rebeldes supervivientes se retiraron a las montañas. Golián y Viest huyeron pero fueron capturados el mes siguiente, poco después eran ejecutados. Como represalia por la rebelión, las unidades especiales alemanas, Einsatzgruppen, iniciaron una campaña de terror, arrasando diversas poblaciones y llevando a cabo ejecuciones en masa de civiles.
 
Los despojos de las fuerzas insurgentes recurrieron a la guerra de guerrillas, la rebelión había sido desmantelada. Pese a ésto, estas formaciones forzaron a mantener allí destinadas unas fuerzas alemanas que no iban a poder ser reposicionadas a destinos más críticos. Eslovaquia pasaría finalmente a estar bajo el control del Ejército Rojo durante la primavera del 45, Bratislava cayó aquel cuatro de abril.

Autor: Jan “RayPall” Kozák


En una próxima actualización incluiremos la insignia de la fuerza aérea de la revuelta nacional eslovaca y las marcas de las fuerzas acorazadas eslovacas:

 

Calcomanía hecha por Branislav "InkaL" Mirkov & Colin 'Fenris' Muir


El equipo de War Thunder

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